Desde mediados de abril, en torno a 2.300 niños han sido separados de sus padres al cruzar la frontera de los Estados Unidos. Todo ello se inserta dentro de la nueva política migratoria de aquel país, la cual ha servido para encarcelar y enjuiciar a todos aquellos adultos interceptados al alcanzar ilegalmente los EEUU; en cuanto a sus hijos, estos fueron llevados a refugios temporales, con el trauma que esto conlleva.

Independientemente de las posturas económico-ideológicas esgrimidas por la Administración Trump, sabemos a ciencia cierta que la separación forzosa de la familia tiene efectos catastróficos sobre los niños, puesto que el trauma generado en ellos puede desembocar en problemas muy graves. Te lo contamos.

Los efectos del trauma en los niños separados

Tal y como imaginas, el impacto emocional de una separación de semejantes características es alto, y su gravedad va a depender de múltiples factores, tales como la edad o el tiempo de separación.

El momento mismo de la separación será fuertemente traumático. Lo primero que experimentan (tanto los padres como los hijos) es pánico, el cual desencadenará una liberación exagerada de cortisol y adrenalina, dos hormonas estrechamente vinculadas con el estrés.
Acto seguido, los pequeños experimentarán ansiedad por separación, que será más fuerte cuanto más jóvenes sean. Esto es así porque los hijos desarrollan un apego natural por sus padres, el cual es mucho más fuerte durante los primeros años de vida. Dicha ansiedad genera un tremendo malestar emocional, que suele somatizar en forma de problemas de estómago y dolores de cabeza.

Con el paso del tiempo, y coincidiendo con la disminución del shock inicial, es posible que los chicos dejen de llorar. Pero esto no significa que el estrés haya desaparecido; muy al contrario. Es posible que los llantos hayan sido sustituidos por una profunda depresión que los empujará hacia un estado de estrés post traumático.

Todas estas experiencias tienen, a su vez, consecuencias importantes para el futuro de los pequeños separados:
– Aumenta el riesgo de padecer diabetes y enfermedades del corazón.
– Grandes problemas de autoestima.
– Cambios radicales de humor.
– Menor capacidad de autocontrol.
– Problemas en el comportamiento: los niños se vuelven más proclives a la delincuencia (particularmente los varones corren el riesgo de desarrollar una indiferencia casi total por los sentimientos de los otros).

¿Qué se puede hacer ante este trauma?
Para ayudarles a superar los traumas derivados de una separación forzosa, debemos asumir una estrategia que contemple los siguientes puntos:
– Atención: escucharlos y aceptar sin discusiones sus sentimientos es el primer paso para que se recuperen de sus malas experiencias.
– Reducir los factores estresantes: evitar las peleas familiares, las presiones para rendir en la escuela, las mudanzas… en definitiva, cualquier factor que pueda resultar estresante.
– Por último, supervisarles y hacerles sentir queridos resultará fundamental para que puedan superar el trauma.

A partir del 9 de enero el horario de secretaría del Instituto de Interacción será de lunes a jueves de 16 a 20h