Alguna vez ocurre algo que no nos hace ninguna gracia, hemos hecho alguna observación desdichada, hemos contestado a una pregunta que no queríamos responder, hemos hecho una pregunta desagradable para la otra persona, hemos metido la pata …
El hecho dura muy poco tiempo y aún así puede mantenerse activo en nuestra memoria, lo seguimos reviviendo en el presente y nos vuelve a hacer daño, incluso más que la primera vez.
Añadimos desagrado por no haber sabido contestar, por habernos quedado parados. El acontecimiento desagradable queda vivo y nos daña.
Rumiamos y es como tomar veneno esperando que el otro sea el que se envenena. La persona con la que tenemos el conflicto es muy probable que siga ajena a nuestra rabia y es el ofendido el que sufre y se envenena.
La situación de enfado nos hace daño psicológica y físicamente, nos intoxica poco a poco y nos envenena.
Es fundamental para el pensamiento lograr SILENCIO y dejar el acontecimiento en el pasado y no en esta forma de presente continuo.
Es bueno recordarlo en nuestra imaginación, tal y como ocurrió sin poner ni quitar nada, hasta que su intensidad emocional baje.
Imaginémonos en esta situación actuando como queremos realmente actuar.
Escuchemos 3 minutos los sonidos de nuestro entorno, sonriendo y respirando suavemente.
Nos iremos calmando y pacificando.
Begoña Aguirre Palacio